El Gobierno de Vladimir Putin ya tiene la respuesta escrita de la OTAN y de Estados Unidos a sus exigencias de no incorporar a Ucrania y Georgia a la organización militar trasatlántica y retirar las tropas aliadas de los países del este de Europa que se incorporaron a partir de 1997. Tanto el secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, como el secretario de estado estadounidense, Antony Blinken, han dejado claro a Moscú que las puertas de la organización trasatlántica seguirán abiertas y que no habrá concesiones sobre un principio fundamental como es el derecho soberano de cada país a escoger su camino.