Distendida, sonriente y cómodamente distanciada de la política activa, Hillary Clinton ha ofrecido este viernes en Barcelona una visión panorámica de los grandes asuntos mundiales de los que fue protagonista durante muchos años. Esgrimiendo una velada dosis de autocrítica, la ex secretaria de Estado de Estados Unidos reconoció que las reticencias de Occidente a enfrentarse Vladímir Putin durante años, quien ya avisó de sus intenciones con la intervención rusa en Georgia en 2008 o la anexión de la Crimea ucraniana en 2014, allanó el camino para la invasión de Ucrania. Nadie quiso aceptar que Putin se convertiría en el agresor de Europa para poner en peligro el orden creado tras la Segunda Guerra Mundial y la autonomía de las repúblicas ex soviéticas, dijo durante la conversación de algo más de una hora. Nos dedicamos a imponer alguna sanción y criticarle retóricamente. No había apetito para más.